Han sido muchas experiencias, muchas cosas que me han
costado digerir e incluso algunas aún no he digerido. No sé por dónde empezar,
va a ser difícil plasmar a través de este medio todo lo que he vivido en Nepal,
personalmente creo que es una vivencia que debería tenerla todo el mundo al
menos una vez en la vida.
Nepal te cambia, hay un antes y un después, su gente es
espectacular, nada de maldad y en todo momento intentando hacerte el bien, que
no te sientas mal y que nada pueda molestarte. Aunque Katmandú sea el caos
escenificado en su mayor potencia y los vendedores intenten sacarte un
dinerillo extra por algún regalo no regatearán con tal de que no te ofendas. A
veces hasta me daba rollo regatearles yo, y al fin buscaba un acuerdo que fuera
bueno para ambas partes aunque pudiera haberle sacado algún suvenir a un mejor
precio. En resumen y todo esto viene de la bondad de las personas de allí, por
otro lado todo es tranquilidad a la hora de tomarse las cosas, no verás un
nepalí estresado o mosqueado por algo que haya pasado fortuitamente.
El país, un mundo aparte. Todo es distinto, desde la forma
de conducir, la comida, el sueño… absolutamente todo es distinto y ya sin
hablar de cómo es todo esto en las alturas. Desde luego hay un antes y un
después. Es un viaje mágico, que te transporta en el tiempo y casi que de
planeta, conocimos a muchas personas y todas buenas, hubo muy buen rollo en
todo momento, en la ciudad, el en pueblo apartado y pobre donde entregamos el
90% del material, en la montaña… en todos sitios, la verdad que todo fue a la perfección.
Y de mi compañero ni que decir que me hizo el viaje más agradable aún, incluso
a 4500 metros de altura, cuando ya no existen las ganas de bromas y de risas,
ahí estaba el compañero para intentar sacar una sonrisa, y yo a él, aunque
sufriera más el temido mal de altura, creo sinceramente que se fueron dos
compañeros de trabajo y volvieron dos amigos que van a estar ahí para siempre,
al menos yo estaré.
Ya tenemos otras ideas en la cabeza, en principio esto solo
era una solitaria aventura, un reto que me propuse y que logramos dos personas,
pero pronto nos dimos cuenta de que los retos son la comida de esta vida, lo
que nos hace tener un objetivo y por lo tanto, lo que nos hace estar más vivos.
Pero de esto ya hablaremos mucho más adelante. Ahora toca ponerse manos a la
obra, intentar mostraros que y como vivimos allí, que fue lo mejor y lo no tan
bueno, aunque todas las experiencias incluidas las pocas negativas fueron fructíferas
y por lo tanto bienvenidas.
No sé cómo lo voy a hacer ni por dónde empezar, hay mucho
que decir y fotos que ver, existen más de 2000 fotos y videos de esta aventura
y evidentemente es difícil poner solo unos pocos, haga como lo haga se me van a
quedar cosas en el tintero, ponga lo que ponga y escriba lo que escriba no voy
a poder haceros llegar todo lo vivido pero al menos lo voy a intentar, y para
los que vais a hacer este espectacular viaje (para mí el viaje de mi vida) voy
a intentar daros toda la información posible.
Ha sido difícil, muy duro y muy conmovedor a veces, pero
vamos al lio y dejémonos de rollos, muchos estabais esperando que empezara a
escribir, lo sé, por los emails que me han llegado, no sé si habéis aguantado
la espera, ojalá que si y os ayude o al menos podáis sacar algo en claro. Por cierto... Si llegamos, conseguimos nuestro objetivo, mi objetivo, mi sueño desde pequeño, estuvimos en el capo base del Monte Everest (5.365 mt) y volvimos para contarlo. ¿Por dónde
voy a empezar? Pues por el principio.
KATMANDÚ… 03/04/16