martes, 19 de enero de 2016

No hay dos sin tres


Desprevenidos... medio despistados y cansados de todo el día. Así nos pilló el último entrenamiento en el Teide. 

Antonio, Cesar y yo.
Durante el transcurso del sábado decidimos que lo haríamos, íbamos a subir al pico. Y lo íbamos hacer ese mismo día, bueno en la madrugada del domingo, pero vamos, que no íbamos a dormir nada. Sin descansar, Cesar y yo quedamos sobre las 00:00 en mi casa, pondríamos rumbo a la base del Teide donde calculábamos llegar sobre las 01:15 para iniciar el ascenso desde montaña blanca. Unas seis horas y media de camino nos esperarían, preparando todo sobre las 23:00 comunico en Facebook el nuevo entrenamiento, 40 minutos después  mi amigo de la infancia, Antonio, que vive también aquí, solo unas calles paralelas a la mía, me dice que se apunta... parecía de broma, quedaban unos 10 minutos para salir cuando lo decide y a las 00:10 ya estamos todos dispuestos para salir.

En el refugio Altavista.
Largo recorrido durante una noche cerrada para entre risas llegar al destino. Ya estábamos en montaña blanca, nos preparamos un poco y en marcha. Dejo aquí el perfil de lo que hice, calculado con mi Suunto Ámbit3 Peak.

A la 04:05 horas, llegamos al punto de nuestra primera parada, hasta este punto a todo lo anterior lo llamo "el calentamiento" poco desnivel en unos 4,5 km. Nos tomamos un respiro, un pequeño descanso con té incluido y vuelta a la senda. Esta vez empieza lo durillo, bastante desnivel y terreno escarpado, muchas curvas que te mellan la moral, el regalo es ver el techo del refugio que te indica que ya has pasado más de la mitad del trayecto completo, aunque aún queda lo más difícil.

Amaneciendo.
Hicimos una parada en el refugio, corta o se me hizo así,  yo hubiera pedido una cama, las horas sin dormir ya se iban notando. Salimos un momento después y empezamos el tramo "rompe piernas". De tanto ver o mejor dicho, no ver nada y guiarme solo por lo que alumbra mi foco frontal ya se me nubla la vista varias veces, el mal de altura empieza aparecer, hemos subido mucho y muy rápido como ya veía en el Suunto, un dolor de cabeza y un malestar general me dicen: ¿Hola que tal? Aquí estamos.

Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro, 4 en 1.
Hacia el Norte.
A las 06:55 horas, llegamos por fin al teleférico,  ya solo queda el último  tramo, por el camino dejamos media vida y a algunos/as enterados/as, que te adelantan como pensando "estoy más  fuerte que tu" y al rato vuelves a pillar por el camino pensando "jajaja coge airito mi niño/a" ellos miran asombrados, ¿cómo es posible que con ese paso me haya cogido? Paso nepalí lo ha bautizado mi mente, lentitos pero constantes.
Ya sólo queda... lo peor, el mayor desnivel, casi escalada. Doscientos metros hasta la cumbre, mi tercera vez. 
La verdad es que estoy reventado, quería  notar esa sensación  de no poder dar un paso más y la sentí. Quería tener la oportunidad de probarme mentalmente y así lo hice, cortita pausa por que empezaba a amanecer y sin parar ni una sola vez, me dije, vamos para arriba. No paré, aminoré el paso hasta los 0,0001 kilómetros por hora, sí, pero no paré ni una sola vez, al contrario que las veces anteriores. 

Sol de Invierno.
Primero llegó Cesar, fuerte como un caballo y con los tenis pidiendo el cambio, detrás llegué  yo, conteniéndome las ganas de gritar, tras cinco horas y media. Después Antonio, que se quedó atrás poniéndose una rodillera, ya que la rodilla le dijo basta y aún así llegó.

Vimos un amanecer precioso, hacía mucho frio, más que por la baja temperatura por el sudor acumulado en la camiseta, polar, etc. Me relajé tanto que casi me vence el sueño, casi me quedo dormido allí arriba, ¿os parece raro o increíble? probad este entrenamiento sin dormir el día antes.
Estuvimos un rato arriba, más que ninguna otra vez, y comenzamos el descenso. Llegamos al teleférico y reventados no tuvimos otra opción que cogerlo y volver a los coches.

Fue una experiencia muy bonita, llegar con Cesar, su primera vez y con Antonio, compañero desde primero de EGB, y en esas condiciones duras y sin perder ninguno la sonrisa. Eso queda para nosotros. Gracias a los dos por compartir conmigo estos entrenamientos y de hacérmelos más amenos, gracias por compartir esta experiencia y ayudarme a conseguir otra cumbre, gracias.

Tercera cumbre.
Aprendí de algún error anterior como por ejemplo no parar tanto, y cometí otros, como ir demasiado rápido al principio y por la mitad, a pesar de todo sigo aprendiendo, de eso se trata. El próximo entrenamiento con mi compañero de viaje. Espero aplicar lo aprendido y reconocer bien en que otras cosas me equivoco, el Himalaya no perdona y un error puede costarme el viaje, o algo más. 

Antonio, Cesar y yo en la cumbre.
Antonio.
Yo reventado.

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