domingo, 22 de abril de 2018

Hacia Tengboche.



Sendero hacia Tengboche.

Desayunamos y preparamos todo para salir temprano hacia nuestro próximo pueblo. Se nota bastante el descanso del día anterior. Nos encontramos bien y fuertes, podemos continuar. Estuvimos bastante tiempo andando, las imágenes que vimos, las fotos que tomamos son realmente espectaculares. Cada dos por tres teníamos unas buenas vistas de todo el valle, el Everest, Lothse, Nupse y Ama Dablam se veían preciosos.  Paramos varias veces para coger aliento y echar alguna que otra foto, la altura ya empezaba a hacer mella, nos encontrábamos por encima de la altura del Teide (lugar donde entrenábamos) y eso ya se notaba.

Grupo de Jacks
Tras una larga caminata, empezamos a bajar una larguísima pendiente. A mi especialmente me desmotivaban mucho estos tipos de bajadas, lo explico. Cuando empezamos el trek teníamos calculado la distancia que se hacía al día, más o menos, y la altura que subías al día, lo que no teníamos calculado es el desnivel ACUMULADO, es decir, a lo largo de un día de caminata, pongamos que hay que subir al final del día 600 metros, cuando ves en el altímetro que ya has subido 300 metros te emocionas pensando que te queda la mitad, nada más lejos de la realidad, resulta que de repente tienes que bajar una colina y esto supone volver a bajar 150 o 200 metros en algunos casos, por lo que ves que aún te quedan otros 400 o 450 metros por volver a subir y eso supone que vas a tener una buena subida o subidas un poco más adelante, ¡prepárate¡ A lo largo del día has podido acumular unos 900 o 1000 metros de desnivel. Una locura y esto es así casi siempre, por no decir siempre.
Jacks sobre puente colgante.
 
Total, al final de esta bajada en dirección hacia Tengboche llegamos a una pequeña aldea, donde había un par de logde y 3 o 4 casas de té y “restaurantes”, comimos en una especie de merendero junto, próximos a un rio que traía toda el agua derretida del Everest, Lothse etc. Una autentica pasada. Había una señora con un pequeño puesto de pulseras y collares a la que le compré un colgante, que precisamente hoy mismo llevo puesto mientras escribo esto.

Allí durante la comida conocimos a Rafa y su mujer. Rafa es un montañero, el cual había subido el Everest en el 2006,  en aquella subida perdió un dedo. Ahora volvía con su mujer hasta Tengboche para mostrarle un poco el recorrido que hizo, y para ver más de cerca la montaña que le cambió la vida, y el físico, para que sintiera la emoción y las sensaciones que años atrás vivió el. Un romántico. Me encantan estas historias, ya somos dos románticos.

Parada para comer.

Tengboche. Vista del Everest, Lothse y Ama Dablam.
Tras comer tranquilamente y tomarnos un café, seguimos nuestro camino. Ahora tocaba la cuesta, no sé cuánto tiempo estuvimos subiendo, pero fue mucho, para mi muchísimo. Finalmente, y yo con un dolor de cabeza considerable, llegamos a Tengboche. Llegar me supo a gloria, fue un auténtico alivio, llegué bastante tocado, necesitaba descansar y comer lo máximo posible, al día siguiente saldríamos pronto hacia el siguiente pueblo. Este día fue el primero que sentí de verdad el mal de altura, me tumbé rápido con la ropa puesta, Isword (el guía) vino a verme a la habitación y me dio la clave, dientes de ajos crudos, al parecer los Sherpas novatos los usaban a menudo para combatir el mal de altura, y siempre llevaban algunos en los bolsillos para darle a los turistas. Era asqueroso, masticar un ajo crudo cuando estas mal es asqueroso, pero la verdad es que me sentó bastante bien.

Tras un descanso de un rato y aliviarse algo el dolor de cabeza, salimos a ver el pueblo, fuimos al monasterio, que es realmente sorprendente, espectacular. Las sensaciones allí dentro fueron mágicas, te reponían, fue un momento de descanso, de meditación, de pensar que estábamos haciendo allí, tan lejos de todo y de todos, que iba a ser de nosotros, ¿lo conseguiríamos? no solo nos hicimos preguntas, también encontramos algunas respuestas. Un lugar digno de marcar en el mapa. Después fuimos a una Bakery (pastelería, cafetería) nos comimos un trozo de tarta y un café, nos salió “caro” pero mereció mucho la pena. Vimos llegar un helicóptero allí mismo justo enfrente de la bakery, evacuaba a un montañero, la verdad es que a diario veíamos unos veinte helicópteros ir y venir, evacuando gente, salvando vidas y nosotros allí viendo todo eso.

Monasterio de Tengboche.
Después del buen rato volvimos al lodge. Nos enteramos que en el logde de al lado se encontraba un equipo de rodaje de una película, nos enteramos de poco, solo que era de una película francesa, después de casi dos años, el otro día viendo EL ASCENSO, en Netflix, reconocí a dos actores bastantes característicos, esa era la película que se grababa allí, y nosotros en el meollo de la cuestión, una pasada ver esa película después de tanto tiempo y saber que nosotros estábamos en esos momentos allí subiendo con ellos.

Compramos agua, y una tarjeta de red wifi, nos pusimos en contacto con la familia y amigos, mandamos alguna foto, cenamos bastante bien y nos echamos a dormir, a la mañana siguiente salíamos temprano e iba a ser un día muy largo.

Patio interior Monasterio de Tengboche.

 
  
 







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